Valenbisi, el servicio municipal de alquiler de bicicletas de València, cumple este mes de junio 15 años de vida. A lo largo de este tiempo ha desplegado en la ciudad hasta 276 bases con más de 2.700 bicis, tal y como preveía el contrato adjudicado hace tres lustros por el gobierno de Rita Barberá.
Un contrato que tiene un plazo de 20 años de vigencia y al que, por tanto, ya solo le quedan cinco. Será, por tanto, el ejecutivo municipal que salga de las urnas en las próximas elecciones municipales de 2027 el que decida si renueva un modelo contrato que es muy singular, porque va ligado al de la gestión de la publicidad en el mobiliario urbano de la ciudad. La empresa adjudicataria –la francesa JC Decaux- desplegó el servicio sin coste para el Ayuntamiento a cambio gestionar esa publicidad y renovar todo el mobiliario, algo que ya hizo en 2014.
La entonces alcaldesa, Rita Barberá, fue la encargada de inagurar el servicio en una base de la avenida Blasco Ibáñez, una de las 35 con 400 bicicletas con las que Valenbisi comenzó a operar. Era el 21 de junio de 2010 y València su sumaba al cada vez mayor número de ciudades europeas en contar con bicicletas municipales de alquiler.
La llegada del servicio fue acogida con enorme entusiasmo por los valencianos y los abonados no dejaron de aumentar en los primeros años hasta llegar a un máximo de 120.000. Los vecinos descubrieron gracias a Valenbisi las ventajas de la bicicleta como modo de transporte urbano, lo que provocó que muchos decidieran comprarse una.
Esta circunstancia, junto con la proliferación de empresas privadas de alquiler, ha provocado que el número de usuarios se haya estabilizado en los últimos años en alrededor de 50.000 abonados. El mes pasado eran un total de 56.434 los abonados al servicio y se realizaron casi medio millón de trayectos, de acuerdo con los datos facilitados a Onda Cero por el Ayuntamiento.
Hace unos años se barajó la posibilidad de implantar bicicletas eléctricas en Valenbisi, como ya tienen servicios municipales de este tipo en otras ciudades como Madrid. Desde JC. Decaux reconocieron en 2020 que estaban estudiando esa opción, pero de momento sigue sin cuajar. El principal problema -explicaron entonces- es la fuerte inversión necesaria para dotar de sistemas de recarga eléctrica a todas las estaciones de bicicletas, además de que el contrato vigente deja poco margen de maniobra para cualquier cambio.
