CON ÁNGEL ALONSO

Cambiar de opinión

El caso de Naval Azul ha puesto encima de la mesa una práctica política: la de cambiar de opinión. La Autoridad Portuaria dejó comprometida la cesión de una parcela de 3.800 metros cuadrados en el entorno de Naval Azul, pero el cambio en su presidencia ha venido acompañada de un cambio de opinión amparado por el Psoe. Con nuestro ANALISTA POLÍTICO explicamos qué supone este concepto.

Guillermo Figueroa

Gijón |

Cambiar de opinión no es engañar y es una opción legítima que tienen los partidos políticos. Incluso es buena en muchas ocasiones. Sin embargo, un cambio de opinión debe venir acompañada de una explicación transparente y argumentada. Si se logra eso, es más fácil que la ciudadanía lo entienda y llegue a apoyar ese cambio de opinión. No hacerlo así, o tirar de paternalismo para argumentarlo, puede ser muy castigada, nos explica Ángel Alonso.

Ángel afirma que la ciudadanía es lo suficientemente madura para entender los cambios. Pero si sospecha que todo se debe a cálculos partidistas y electorales puede penalizar mucho al partido que está cambiando. Más aún en un caso como el de Naval Azul, donde solo el Psoe ha cambiado de postura. La soledad argumentativa es muy peligrosa en política, advierte Ángel.

Entre los argumentos ofrecidos hasta ahora por los socialistas para justificar que la Autoridad Portuaria rechace ahora hacer aquello a lo que se comprometió a Ángel le parece especialmente revelador el que hace referencia al "juego democrático". Es un argumento válido, dice, pero la teoría política también enseña que la política es una combinación de "principios y adaptación". El juego democrático y el cambio de opinión no es válido para justificarlo todo, no es un comodín, porque la flexibilidad forma parte del juego, pero la memoria colectiva también. Hay que saber cuándo ser flexible y cuándo ser firme, y si todo parece fruto del oportunismo erosiona la credibilidad de un partido.