El Confidencial publica en exclusiva que la Policía tiene indicios de que Kike forzó amarillas para que él y amigos suyos ganaran dinero apostando a ese capitulo, el de las tarjetas. Los investigadores habrían encontrado en el móvil de Kike Salas evidencias de apuestas ilegales. Mensajes encontrados en el dispositivo incautado en su día al central del Sevilla evidencian que forzó las tarjetas amarillas e identifica a una decena de amigos o conocidos que también pudieron salir beneficiados. Y de hecho publican algunos mensajes de Whatsapp hablando con sus amigos de este tema. Dichos mensajes demostrarían que forzó tarjetas amarillas en cinco partidos de Primera división de la temporada 23-24 para efectuar dichas apuestas ilegales.
Los servicios jurídicos del Sevilla entienden que las cantidades que se barajaron entre apuestas y ganancias superaban ligeramente los 6.000 euros, por lo que no está categorizado como una estafa deportiva y la sanción a Kike Salas sería leve en materia económica. Pero hay otro asunto: el deportivo. El jugador y el club están a la espera de qué dice LaLiga y la RFEF, por si le aplican una sanción deportiva. El artículo 78 de la RFEF recoge en lo relativo a la participación en juegos y apuestas que "la participación de futbolistas, entrenadores/as, directivos/as, árbitros/as, etc, en apuestas será considerada como infracción de carácter muy grave, con sanción económica y otra deportiva, que podría suponerle perder la licencia de futbolista de dos a cinco años.