A sus 73 años, Pilar Eyre, una de las periodistas más reconocidas de España, rechaza categóricamente la jubilación. Para esta escritora, periodista y ahora también youtuber, retirarse supone "una forma de envejecer y de eso retirarse de la vida", algo que no contempla en absoluto.
En su última novela, "Señoras Bien", Eyre se aleja de trabajos anteriores como "Amor y Guerra" para explorar con humor e ironía la vida de mujeres maduras de la burguesía catalana. La obra retrata a aquellas mujeres que, por su edad, no suelen estar reflejadas ni en la literatura ni en el periodismo.
"Cuando acabé mi libro anterior, que me costó mucho escribir, dije: ahora me lo quiero pasar bien. A veces me levantaba riéndome, no sabía que era tan graciosa", comenta sobre el proceso creativo de esta nueva novela.
Respecto a las protagonistas de su libro, Eyre asegura que "las señoras bien de Barcelona son exactamente igual que las de Vigo, Madrid, Rabat o Nueva York. Hay una serie de códigos que las distinguen". La protagonista, Andrea Capdevila, arquitecta jubilada, se ve obligada a retomar las riendas de su despacho cuando su hija se enfrenta a un grave problema.
Pilar Eyre defiende con pasión la importancia de seguir activa: "A todo el mundo le aconsejo que continúen trabajando. No puedes estar 24 horas jugando al golf o pegando sellos en un libro. El estar activa, arreglarte, ver gente, salir, tener motivos para enfadarte o divertirte, solo te lo da el hecho de trabajar".
En cuanto al amor y las relaciones, Eyre afirma que los sentimientos no cambian con la edad: "Cuando te enamoras estás desnudo como un niño. El otro día estaba con amigas en un restaurante discutiendo sobre si llamar o no a un noviete. Y yo digo: ¿pero qué tenemos, 20 años? ¡60, 70! Los sentimientos son exactamente lo mismo".
La escritora concluye destacando la importancia de la amistad femenina: "La amistad entre mujeres es algo único. Cuando una se pone enferma, las amigas estamos siempre en primer plano. Sé que mi último apagón tendré una amiga o mi hermana cogiéndome la mano, no un hombre, y estoy contentísima de que sea así".