INFORME AMNISTÍA INTERNACIONAL

Amnistía Internacional alerta de las devastadoras consecuencias de los recortes en la ayuda exterior de la Administración Trump

La organización avisa de que los recortes de la Administración Trump han creado un vacío “potencialmente mortal” que otros países no son capaces de compensar, y que el efecto Trump acelera la degradación de los derechos humanos en el mundo.

Diana Rodríguez Pretel

Madrid |

Audio: Diana Rodríguez Pretel / Imagen: Al Drago - Europa Press

La abrupta, caótica y generalizada suspensión de más del 80% de los programas de la ayuda exterior, según Amnistía Internacional, es "imprudente y pone en riesgo la vida y los derechos humanos" de millones de personas en todo el Planeta, según el último informe de Amnistía Internacional “Vidas en riesgo”.

Amnistía Internacional pide a la Casa Blanca que dé un paso atrás y restaure la ayuda exterior ante las devastadoras consecuencias que afectan ya a servicios vitales como la atención médica, la seguridad alimentaria o el apoyo humanitario a personas vulnerables.

“Estos recortes no solo debilitan la cooperación internacional, sino que están agravando las violaciones de DDHH en todo el mundo”, recuerda Olatz Cacho, portavoz de Amnistía Internacional. “Se han interrumpido programas esenciales que literalmente salvan vidas, se han puesto en riesgo derechos fundamentales como el derecho a la salud o a la vida y están empujando a migrantes y personas que buscan protección internacional a una situación todavía más precaria”.

Olatz Cacho advierte de que lo que han encontrado en esta investigación es “realmente alarmante”, “se han recortado servicios comunitarios clave que dan acceso a tratamientos vitales como el VIH o la malaria”, también se ha reducido o eliminado el apoyo a organizaciones y refugios que prestar servicios esenciales a personas refugiadas” y lamenta que “el impacto se ceba en mujeres, niñas, personas LGTBI y personas racializadas”.

Entre los países más afectados: Yemen y Sudán del Sur (con la paralización de programas de nutrición y de proyectos para las víctimas del conflicto armado), Haití y Sudáfrica (con recortes importante en la financiación para el VIH), o Guatemala (sin ayudas para niñas y mujeres supervivientes de la violencia sexual). Unas consecuencias devastadoras que también afectan a países asiáticos como Tailandia, Myanmar o Afganistán.