El profesor de Economía, Gonzalo Bernardos, ha lanzado una advertencia clara y contundente sobre la situación del alquiler vacacional en España. Bernardos ha afirmado que estamos ante una "burbuja" que puede dejar a muchas familias fuera del circuito turístico este verano.
"Los jóvenes de los años 80 y 90 somos perfectamente conscientes de que en nuestras familias había economía de guerra y las vacaciones no las conocíamos. Solo conocíamos el pueblo", recordó el experto, trazando una comparativa entre el pasado y el presente. Bernardos lamenta que el acceso a unas vacaciones hoy sea un lujo creciente y, en algunos casos, inaccesible.
Precios en ascenso
Según los datos analizados en el programa Más vale tarde de La Sexta, el precio del alquiler vacacional ha subido un 17% en el último año y un 40% desde 2020. Las cifras hablan por sí solas, porque una semana en un alojamiento turístico puede rondar ya los 1.200 euros en determinadas zonas del país, y un mes completo superar los 5.000. Todo ello, empujado por un desequilibrio evidente entre la oferta, prácticamente estancada, y una demanda que se dispara, especialmente por parte de turistas extranjeros que ven a España como un destino estrella.
Bernardos explicó con claridad los efectos de esta dinámica: "Esto es oferta y demanda. Y hay un traspaso de renta desde las familias que alquilan al propietario del inmueble". Es decir, muchas familias están destinando más dinero del habitual a unas vacaciones que, según el economista, no deberían considerarse un gasto esencial.
Sobre los préstamos
En este sentido, Bernardos fue tajante al desaconsejar los préstamos personales para costear las vacaciones: "Un préstamo se pide para algo esencial, como un electrodoméstico que se ha roto. Pero para unas vacaciones, no. Mi consejo es que si no pueden, se queden en casa".
Más allá de las advertencias económicas, el profesor también quiso subrayar el contraste cultural con generaciones anteriores: "Antes la mayoría no viajábamos. El pueblo era nuestro único destino. Hoy la presión social nos empuja a consumir vacaciones como si fueran una necesidad básica".
La parte positiva
A pesar del diagnóstico crítico, Bernardos también ve el lado positivo de la situación para la economía española, porque el atractivo de España para los turistas internacionales implica una entrada masiva de dinero que dinamiza otros sectores. "Quien alquila una vivienda turística también va a restaurantes, a parques, a espectáculos. Eso es bueno para el conjunto del país", reconoció.
Sin embargo, gastar por encima de nuestras posibilidades no es sostenible. Y frente a una burbuja que amenaza con hacer del descanso un privilegio, Bernardos aboga por el sentido común y la planificación financiera. Porque, como recuerda, las vacaciones no siempre fueron sinónimo de playa y apartamento: "A veces, descansar también puede ser quedarse en casa".